El 19 de noviembre de 2012 se publicó esta entrevista que me hicieron para la web Boolino, especializada en LIJ. Aquí puedes leerla directamente en su web. También la tienes aquí debajo. Espero que algunos temas de los muchos tratados (libros, lectura, narración oral, animar a leer en casa, creación, etc.) os interesen. 

 

 

PEP BRUNO 

Escritor y narrador, está licenciado en Filología Hispánica (Universidad de Alcalá de Henares) y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (Universidad Complutense de Madrid), y diplomado en Trabajo Social (Universidad Pontificia de Comillas). Ha realizado bastantes cursos de formación complementaria sobre: creatividad, teatro como recurso educativo, formación en educación sexual, etc. 

En el ámbito universitario ha trabajado cuatro años en la primera edición crítica de las obras completas de Jorge Luis Borges. Comenzó a contar cuentos como profesional en 1994 y esa sigue siendo, a día de hoy, su profesión y su pasión. Cuenta cuentos a público infantil, juvenil y adulto; ha contado por toda España, y también en otros países: México, Portugal, Perú, Chile, Costa Rica, Panamá, Paraguay, Bolivia, Guinea Ecuatorial, Suiza, Bélgica, y Túnez, participando en ferias, festivales y eventos importantes de narración oral.

Imparte talleres literarios y de creación; organiza actividades de animación a la lectura; escribe artículos especializados, da cursos y conferencias… en universidades, colegios, centros de profesores, bibliotecas, casas de la cultura, etc.

También escribe: ha publicado durante 17 años un cuento semanal en la revista El Decano de Guadalajara. Colabora con la radio SER Guadalajara desde 2004. Y mantiene tres blogs: uno sobre narración oral y su día a día –como narrador, lector, editor, escritor…- (www.tierraoral.com), otro sobre toponimias fantásticas (http://toponimiafantastica.blogspot.com) y un tercero sobre la editorial Palabras del Candil (http://palabrasdelcandil.blogspot.com)... además de andar bastante enredado con las redes sociales (twitter y facebook). Y hay que añadir que tiene unos hijos la mar de lectores y también tienen un blog donde reseñan sus lecturas.

ENTREVISTA

 

¿Por qué narrador oral?

Podría contestarte de una forma sencilla: porque tengo algo que contar y hay quien quiere escucharlo. Pero en realidad la cosa no es tan simple. Contar cuentos es un oficio viejo (tan viejo como el ser humano) y especial (porque es un oficio artístico y muy depurado), pero sobre todo es un oficio bastante invisible: no conozco a ningún niño que, cuando le preguntan qué quieres ser de mayor, diga: cuentista. De hecho tampoco conozco a ningún profesional de contar cuentos que llegara hasta aquí porque “quería ser narrador oral”. Tengo una teoría algo peregrina al respecto: creo que no somos nosotros los que elegimos vivir de contar cuentos, sino que los cuentos deciden de quien se apropian para pervivir en gargantas y corazones. Por lo tanto, cuento cuentos porque ellos habitan confortablemente mi garganta, de hecho se encuentran tan cómodos que he podido hacer de esto mi oficio.

Eres socio fundador de AEDA, Asociación de profesionales de la narración oral en España, ¿en qué consiste? Y ¿qué le aporta? 

En 2009, tras varios años de encuentros de narradores, vimos la necesidad de promover una asociación en la que, quienes habíamos hecho de contar cuentos nuestro oficio, pudiéramos sumar fuerzas y voces, un lugar que promoviera espacios para la reflexión (pensar y pensarnos), un modo de dar visibilidad a nuestro oficio, para aglutinar sinergias, etc. Son muchas las líneas de trabajo que desarrollamos con esta joven asociación, pero van dando sus frutos (como la revista El Aedo, cuyo tercer número está gestándose ya; o el encuentro del FEST que organizamos en Toledo para representantes de asociaciones, festivales y escuelas de narración oral de toda Europa; o la flamante web que estrenamos hace apenas unos días).

¿Recuerda qué libro marcó su infancia?

Muchos libros marcaron mi infancia. Por citar uno: recuerdo un libro maravilloso de Sebastià Sorribas: El zoo de Pitus, creo que publicado en La Galera, un libro que me encantó, que releí en varias ocasiones y que también he disfrutado leyendo a mis hijos. Pero, como os digo, muchos libros marcaron mi infancia: El negrito Sambo (hoy hay una hermosa edición de este cuento titulada Bábachi, en ed. Juventud), los libritos de Mafalda, las aventuras de Los Cinco y Los Hollyster, Julio Verne, Agatha Christie...

Tengo también un recuerdo sobre el libro que marcó mi paso de la infancia a la adolescencia, fue La Peste, de Camus, recuerdo a mi padre dándome el libro de su biblioteca, la primera avanzadilla de un bosque posible de lecturas en el que perderse. Tenía dieciséis años [cuento más sobre esto aquí]. 

Además de narrador oral también eres escritor. ¿Cuál fue el motivo de empezar a escribir historias?

Desde muy pequeño he escrito cuentos, tengo recuerdos de infancia, con el papel de impresora (aquel continuo, en zigzag) que traían mis padres reciclado de la oficina y que yo utilizaba para escribir e ilustrar cuentos. Siempre he soñado con escribir, con publicar, con ser escritor. De hecho empecé a contar cuentos porque estaba en un lugar en el que se invitaba a contar al público y yo, que acababa de escribir un cuento esa misma tarde, me levanté para contarlo. Y así comenzó todo. Contar cuentos de viva voz y contarlos en el papel son, al fin y al cabo, dos formas de contar. Y eso es lo que yo hago, cuento historias.

Cuéntanos un poco más sobre su trabajo, ¿cómo es tu proceso creativo a la hora de ponerte a escribir una historia? ¿Por qué libros infantiles?

Antes de ponerme a escribir debo sentir que tengo algo que contar. Generalmente todo lo que me rodea es susceptible de provocar un chispazo, un detonante que se convierte en el punto de partida de una historia. Para ello trato de vivir despierto, extrañando la realidad, como si todo lo que viera a mi alrededor fuera nuevo. Obviamente no estás en alerta continuamente, pero sí en cualquier momento cotidiano puede suceder algo que, sin proponértelo, sea la palanca que levante la realidad y muestre algo nuevo, insólito, inesperado. En ese instante se pone el engranaje en marcha.

Generalmente tomo notas en mis cuadernos sobre posibles ideas o momentos que me han resultado sugerentes y, cuando me siento frente al ordenador, me pongo a trabajar sobre esos esbozos. El proceso puede durar una tarde o cinco años (como La siesta de los Enormes) y es muy demorado: suelo dejar los textos reposando para distanciarme de ellos y mirarlos con ojos limpios semanas o meses después. Tiro muchas historias que no me convencen (en su estructura o desarrollo o conclusión) y me gusta pulir el texto hasta que suena bien (leído en voz alta) y me resulte verosímil, creíble.

Publico muy poco porque este proceso resulta fatigoso y porque escribir tiene que convivir con otras de mis pasiones: leer, contar, reflexionar sobre mi oficio, impartir cursos... (por no hablar de las grandes pasiones como mi familia).

En cuanto a la pregunta de los libros infantiles. Yo siempre he escrito para adultos, jóvenes y adultos, pero mi trabajo contando cuentos me permitió acercarme a los niños y escribir cuentos para ellos. Sigo escribiendo para adultos pero ahora también me atrevo a escribir textos que pueden leer, comprender y disfrutar los niños (para mí este lector es el más difícil). 

De cualquier manera escribir para niños me permite soñar álbumes ilustrados, un ámbito en el que me encuentro feliz: libros creados a seis manos (autor, ilustrador, editor), pequeñas obras de arte en las que texto e ilustración se abrazan para contar una historia. Un espacio de felicidad para mí.

Y en el momento de realizar una sesión de narración oral, ¿qué es esperas de los pequeños asistentes? ¿Cómo te sientes después de una sesión? ¿Qué prefieres contar a pequeños o a grandes?

A la hora de contar espero, por parte del público, una participación activa: el cuento se sostiene entre todos (narrador y auditorio) y un público desaparecido significaría la ruina de un cuento. Ojo, que esa participación activa no quiere decir presentarse voluntario o gritar o interrumpir a cada palabra o cosas de esas; participación activa significa  sentirse parte implicada de lo que está sucediendo en ese momento, parte responsable (atender, visualizar, participar si el cuento lo requiere, etc.).

Tras una sesión de cuentos suelo encontrarme agotado y feliz. Agotado porque se deja uno hasta el último gramo de energía en lo que hace (al menos en mi caso la entrega es total) y feliz porque el acto de contar y escuchar, de participar juntos en el desarrollo del cuento, es siempre gratificante. 

En cuanto a mis preferencias sobre el público, no tengo ninguna en especial. El mejor público es el que tiene ganas de escuchar (ya sea infantil, juvenil o adulto).

En boolino estamos convencidos de que tenemos que conseguir que las niñas y los niños lean más para que se diviertan y, además, cuando sean adolescentes y adultos sigan haciéndolo, y hayan desarrollado más sus capacidades cognitivas. ¿Qué les recomendarías a los padres que quieren que sus hijos sean buenos lectores? Sabemos de la pasión de tus hijos por la lectura, así que seguro que tiene muchas ideas que nos gustaría que pudiera compartir con las familias que nos siguen, así como con los profesionales. ¿Piensa que son importantes las historias de tradición oral para crear ese hábito lector en los más pequeños?

Coincido con vosotros en que es fundamental acercar la lectura a los niños y niñas. Y es que leer, hay que leer (quizás os apetezca echar un vistazo aquí: http://tierraoral.blogspot.com.es/2012/05/leed-leed-malditos.html). 

Hay muchos artículos y decálogos y propuestas para animar a leer en casa. Personalmente nosotros seguimos dedicando un tiempo y un lugar para la lectura en casa todos los días (sin otros ruidos o entretenimientos), además nuestros hijos nos ven leer, comentar y disfrutar lecturas (por lo tanto somos modelos para ellos) y les leemos mucho en voz alta (por la noche o cuando vamos de viaje). Para nosotros la lectura es una actividad gratificante y compartida. Una actividad feliz.

Y por supuesto, hay muchos cuentos en casa (como dice Blanca Calvo: a leer se aprende por la oreja). Desde que los niños estaban en la barriga de su madre les andamos contando cuentos. Y todavía seguimos contando (el mayor tiene ya trece años).

Actualmente contamos con otros nuevos formatos o soportes en los que poder leer. ¿Crees que son compatibles las diferentes opciones de lectura? O, por el contrario, ¿cree que en diez años el papel se extinguirá?

Aquí quiero ser algo radical. Creo que no hay tiempo para todo, igual que creo que debe haber un proceso, un camino lógico. Pienso que es un error que los niños, al menos hasta los nueve años, tengan que enfrentarse a una pantalla. El camino, desde mi punto de vista, es otro: álbumes ilustrados, libros en cartoné, lectura en papel, lectura en voz alta, lectura compartida... Este proceso debe buscar la consolidación de una lectura sosegada, demorada, reflexiva. Esto ha de ser un aprendizaje continuado y perseverante. Ya habrá tiempo para la lectura saltarina e infinita de las pantallas.

La interactividad de las pantallas resulta demasiado atractiva para ayudar a consolidar esta lectura de la que hablo. Hasta, insisto, por lo menos los nueve años, yo no dejaría que los niños leyeran (ni jugaran) con pantallas. Es imprescindible hacer de la infancia un territorio lleno de tesoros: juegos al aire libre, con otros niños, juegos tradicionales, cantares... y cuentos. Y nada de pantallas que se vuelan y dejan huecos en el paraíso de la infancia.

Se habla mucho sobre si dejará de publicarse en papel o no. Yo de eso no sé. Yo puedo dar mi opinión: creo que habrá convivencia de distintos formatos de libro, pero no creo que dejen de imprimirse libros en papel.

Conocemos –y nos encantan- tus cuentos tuits que publicas en twitter diariamente e invitamos a nuestros lectores a seguirte (https://twitter.com/pep_bruno) y poderlos leer cada día. ¿Qué ha supuesto para tu trabajo las nuevas redes sociales? Si no es mucho pedir, ¿les dedicarías a nuestros usuarios un cuento tuit? 

Las redes sociales han supuesto mayor visibilidad para mi trabajo. Hace más de diez años que tengo página web (con bastantes contenidos: artículos, enlaces, cuestiones sobre mi oficio, etc.) y cuatro que tengo blog; de alguna manera ya estaba asentado en internet, pero desde que estoy en diversas redes sociales (especialmente féisbuc y tuíter) he conseguido que se conozca más y mejor mi trabajo (el número de visitas ha crecido notablemente).

También es verdad que el caso de tuíter es especial, al menos en cuanto al cuento tuit, porque la inquebrantable frontera de los 140 caracteres y la tozudez de la continuidad (todos los días escribo al menos uno) ha hecho de este ejercicio algo irresistible, un reto autoimpuesto estupendo que, al parecer, también interesa a unos cuantos lectores en red.

Aquí os dejo cuatro cuentos tuit, ojalá os gusten:

Ni cobertura, ni mapa, ni senda para desandar... sólo arena. La excursión por el desierto fue bien hasta la muerte súbita del guía.

Abrió el tarro de mermelada y salieron decenas de mariposas. Leyó la etiqueta: "contiene gusanos, consuma rápido". Había caducado.

Para la cita a ciegas no había que llevar ni gafas ni bastón ni perro lazarillo. Pero eso lo supe después, cuando se marchó enfadada.

El primer día de clase la profesora les pidió que dibujaran lo mejor del verano. Todos dibujaron el primer día de vacaciones.

Y para finalizar, abusando de la oportunidad brindada, nos atrevemos a pedirte que nos recomiendes algunos libros para conseguir despertar en nuestros pequeños el amor por la lectura.

Me gusta mucho leer (si os habéis fijado, solo en tierraoral.com tengo reseñas de más de 300 libros en estos tres años), pero disfruto especialmente con algunos autores como Roald Dahl, Antonio Rubio, Ursula Wölfel, Pablo Albo, David McKee, Andrés Barba... No soy muy amigo de novedades y sí de libros que resisten el embate de la novedad (y las novedades). 

Pero os voy a dejar unos títulos recomendados para Boolino.

-Para los más pequeños sé que están a punto de publicarse cinco libritos maravillosos de Estrella Ortiz, entre ellos uno extraordinario (todos lo son) titulado Cada cosa en su lugar, en ed. La Fragatina.

-Para primeros lectores os recomiendo los álbumes de Julia Donaldson y Axel Scheffler, especialmente El grúfalo. Están traduciendo y publicando otros álbumes de este tándem con un formato estupendo en McMillan.

-Para lectorcitos hay un libro delicioso: El oso que no lo era, de Frank Tashlin, en Alfaguara.

-Para jóvenes lectores avezados quedé deslumbrado con El salvaje, de Antoni Garcia Llorca en SM.

-Para gourmets tenéis Bombástica naturalis, de Iban Barrenechea, en A buen paso.

-Y para adultos, os recomiendo el fantástico Vean ve, mis nanas negras, de Amalia Lu Posso Figueroa, en Palabras del Candil.

Muchas gracias por tu atención y mucho ánimo en poder continuar con tu profesión de narrador de cuentos.

Link de interés:  

www.pepbruno.com

www.tierraoral.com