Con motivo de mi participación de SoloPalabra (abril de 2021) en Las Palmas de Gran Canaria, me entrevistaron para la web de Gran Canaria Cultura. Podéis leerla aquí debajo o en su web.
¿Cómo definiría la profesión del Narrador Oral? ¿Es el narrador un actor? ¿Es el contador de historias un actor?
Resulta obvio, pero un narrador, una narradora, profesional es quien ha hecho de contar cuentos su oficio, es decir, es una persona que pasa gran parte de su tiempo buscando repertorio, preparando cuentos y contando de viva voz a un público, aunque quizás lo que determine objetivamente la profesionalidad es que paga sus impuestos por esta actividad profesional y comparte un código deontológico.
El cuentista y el actor pueden compartir ámbitos de trabajo (como un escenario de un teatro) y recursos escénicos, pero son disciplinas artísticas distintas. En mi opinión hay dos diferencias muy destacables entre ambos: en primer lugar el narrador tiene un texto (aprendido, un guion escrito) y el cuentista tiene un discurso (elaborado en el momento); en segundo lugar en la narración oral no hay cuarta pared, es más, es una actividad muy situacional en la que el contexto y la interacción directa con el público cobra gran importancia para su desarrollo.
¿Cómo sobrevive o convive la narración oral con las nuevas técnicas de comunicación?
Durante miles de años, desde que apareció el lenguaje complejo, contar historias ha sido el plato fundamental en el menú de la ficción del ser humano. Que haya otras alternativas de comunicación es positivo (en pandemia hemos visto cómo eso nos ha permitido estar más conectados con nuestros seres queridos), pero contar y escuchar cuentos presencialmente nos reubica y nos recuerda lo que somos y siempre hemos sido: homo narrans, seres de historias en diálogo con los otros.
La narración oral convivirá con estas y con las nuevas técnicas de comunicación que están por venir, porque contar y escuchar historias de viva voz en un contexto compartido es algo inherente al ser humano.