Luis A. Alonso firma esta breve crítica de mi paso por el Café La Luna (28feb13), uno de los espacios más relevantes y felices para la narración oral para adultos en España; no es extraño que ande celebrando este año su vigésimo aniversario (ahí es nada). Aquí podéis leerla directamente en el blog.
"El pasado jueves estuvo Pep Bruno en La Luna recordándonos que los clásicos son clásicos por alguna razón, y es que en lo más básico el ser humano aún sigue siendo aquel de hace más de dos mil años al que contaba sus fábulas Esopo.
Hay que reconocer que la sesión resultó curiosa, porque si comenzó sin una meta definida, se fue formando y consolidando a medida que avanzaba.
Lo mejor sin duda fue la complicidad que se iba tramando entre el narrador y el público, cómo el cuento iba dando rodeos o tomando atajos según resultaba esa conversación, dando lugar a una sesión en la que el público se divirtió viendo al narrador disfrutar y el narrador disfrutó viendo al público participar y divertirse. Qué más se puede pedir...
Sin duda no resultó una sesión al uso, pero Pep Bruno demostró que le sobran conocimiento, recursos y capacidad para plantear y resolver ese toma y daca con los espectadores y que todos queden contentos."
::o::
Crítica de Inés Bengoa a dos sesiones que pudo ver el mismo día por la mañana en Pamplona, con secundaria y primaria. Podéis leerla (con algunas fotos) directamente en su blog, aquí.
Hace un par de semanas conocí al narrador de Guadalajara Pep Bruno que se pasó por casa a comer y compartimos una sobremesa de paseo, nieve y charla sobre el oficio cuentil. Pep lleva ya muchos años contando y además escribe y publica sus propios cuentos, investiga y reflexiona sobre temas relacionados con la narración oral, el narrador, la literatura y el mundo de los cuentos. Me invitó a acudir a alguna de las sesiones que tenía con FIRA Educación y allá que fui.
Lo vi contar en dos registros diferentes: con alumnos de secundaria se valió de la única herramienta de su voz y expresión, y con alumnos de primaria contó además con elementos y libros. De cualquiera de las dos maneras Pep imprime un ritmo trepidante a la narración, a la vez que mantiene un diálogo constante con el público animándole a intervenir y a dar su propia visión de lo que está pasando. Por su cuerpo y su voz pasan historias de todos los tiempos que él transmite al oyente de aquí y ahora, no dejando pasar la ocasión de contrastar con el auditorio qué está ocurriendo. Va tocando géneros diversos: suspense, poesía, cuento clásico, leyenda urbana... y cuente lo que cuente aprovecha para hacer referencia a valores, sentimientos, sensaciones y pensamientos que como humanos nos unen.
Me gustó su forma de contar, sus ganas de compartir, su entrega a la sed de cuentos de los chavales, su energía y esa sensación que transmite de ser un saco sin fondo.
Un gustazo verte contar Pep. La próxima en una de adultos.