Entrevista realizada por Vicky Jiménez para el Diario de Yebes que fue publicada el 12 de julio de 2011. Puedes ver la entrevista en el enlace directo.

 

Pep Bruno, maestro de la imaginación

 

Si hay alguien capaz de hacer que un auditorio de niños pequeños no se mueva y viva una historia única es Pep Bruno contando una de sus historias. El mago de la palabra es capaz de que el cuento más sencillo se convierta en el más espectacular, tan sólo a través de su voz.

Pep Bruno es una de esas personas a las que merece la pena no perder de vista. Siempre inmerso en proyectos relacionados con la cultura y, en especial, con la lectura y los cuentos, este cuentacuentos nos vuelve a llevar a mundos de fantasía con cualquiera de los libros que publica.

Nacido en Barcelona pero residente en Guadalajara, este catalán es Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura comparada, en Filología Hispánica y Diplomado en Trabajo Social. Sólo esto ya le hace una persona única e interesante pero, si por algo conquista, es por ser uno de los mejores narradores orales nacionales.

Entre sus obras destacan los cuentos, tanto para el público adulto como para los más pequeños, y es imposible no sucumbir ante ellos. Desde el Diario de Yebes hemos tenido la suerte de poder hacerle unas preguntas y esto es lo que nos ha contado.

 

¿Qué le hace a alguien dedicarse a contar historias? 

En ningún momento yo me había planteado que acabaría teniendo esta profesión, pero la suma de pequeñas cosas hizo que mis pasos llegaran hasta donde estoy ahora. Pequeñas cosas como ser un lector recalcitrante desde bien pequeño; probar suerte escribiendo cuentos; aparecer un día en una actividad que inauguraba la Biblioteca Pública del Estado en Guadalajara y que se llamaba viernes de los cuentos, donde quien quería contaba y quien quería escuchaba; quedar enganchado a los cuentos y entrar a formar parte del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil de Guadalajara; y de pronto que un día me llamara Eva, de la Biblioteca Municipal de Azuqueca para ir a contar y pagarme por ello... Así, más o menos, comenzó todo. Y siguió el camino, con más o menos vericuetos, hasta hoy.

 

¿Cual es el peor defecto de un cuento? ¿y de un cuentista?

Esto de los defectos es algo relativo, al menos en el territorio de los cuentos. Personalmente no me gustan los cuentos que no tienen fondo y se tienen que sustentar con fuegos de artificio: pura palabra huera. Aunque tampoco quiero generalizar, hay narradores maestros en el color de las palabras y da gusto escucharlos. Pero insisto, personalmente, no elijo ese tipo de cuentos para contar.

En cuanto a los cuentistas, y de nuevo desde mi punto de vista, creo que es un defecto tratar de ganarse al público no con buenos cuentos sino con gracietas zafias y vacías, o apelando a su colegueo. El narrador está ahí para contar, para desplegar la palabra, ganarse con ella al público y hacerlo partícipe del acto narrativo que está sucediendo en ese instante. En eso se nota el trabajo previo del cuentista: a nosotros no nos pagan por contar, sino por las horas y horas que pasamos leyendo y preparando nuevos buenos textos para contar.

 

La imaginación es uno de tus puntos fuertes, ¿dónde están las musas?

En mi caso, el tráfago del día a día es fuente inagotable de inspiración para los nuevos cuentos. En ese día a día cabe todo: desde el tiempo que paso con los míos a los viajes que hago por trabajo, la gente que conozco, las cosas que me pasan.

También hay otro territorio muy fértil para la creación: el silencio y el tiempo de parada. Me refiero a ese tiempo de pereza en la cama antes de levantarme, o a estar sentado bajo una encina mirando al horizonte sin nada más que hacer, o a mirar demoradamente las olas llegando y llegando... el aburrimiento es siempre un excelente punto de partida para el juego y la creación.

 

¿Qué lectura recomendarías a un principiante?

¿Te refieres a un primer lector? En ese caso para los primeros lectores os recomiendo autores clásicos como Arnold Lobel, Leo Lionni, Eric Carle, Helme Heinne, Maurice Sendak, Antonio Rubio, etc.

¿O quizás te refieres a alguien que esté empezando a contar? En ese caso hay un libro maravilloso, imprescindible, que se titula Contar con los cuentos, está escrito por la narradora alcarreña Estrella Ortiz, y publicado por Palabras del Candil.

 

Los libros son tesoros... ¿qué opinas de la falta de hábito actualmente?

Para mí, leer es una experiencia muy profunda, muy satisfactoria, muy rica. Pienso que no leer nos aleja de algo muy íntimo, algo adonde se llega por caminos de palabras. Hay mucha fiesta muy somera hoy en día (mucho sms, mucho twitter -¡¡140 caracteres sólo!!-, mucha banalidad), y poca palabra honda en nuestros días, y eso me entristece. Me encantaría ser capaz de transmitir a mis hijos y a la gente que quiero ese placer íntimo que da un buen libro, esa emoción indeleble.

 

¿Cuáles son los ingredientes esenciales de una buena historia?

Ufff, qué difícil para tan poco espacio. Mira pienso que, básicamente, una buena historia es aquella que cuando has terminado de leerla, de escucharla, sientes que algo ha cambiado (en ti, en tu percepción del mundo), que eres diferente. Una buena historia te alimenta y se queda siempre contigo. Incluso podría decir que te hace mejor.

Pero claro, hay muchas otras cuestiones alrededor del concepto “buena historia”...

 

En la última edición del Maratón de los Cuentos de Guadalajara te emocionaste... ¿qué se te pasa por la cabeza cuando ves la cara de la gente inmersa en tus historias?

Bueno, fue muy especial el Maratón de este año, celebraba su vigésima edición, y mi trayectoria como narrador profesional ha ido muy pegada al Maratón. Además conté en un sitio excepcional, la Cripta de los Mendoza, y el público me pidió que contara “los cuentos de mi vida”, desde el último cuento que preparé hasta el primero de todos los que conté en público (¡hace 18 años!) pasando por los que más tiempo han perdurado en mi garganta. Fue una sesión muy emocionante.

Cuando estoy contando no se me pasa nada por la cabeza con respecto al público (salvo que sea un público que hace “ruido”, es decir, que distorsiona el natural fluir del cuento). Cuando cuento es como si en ese momento yo fuera cuento, sueño y palabra. De alguna manera el público hace que el cuento salga de esa forma concreta, lo siento dentro (al público), y siento que el cuento sale reforzado y sorprendente. Es una cosa muy extraña y muy excitante. Muy intensa. Cuando termino de contar suelo estar absolutamente agotado.

 

¿Cual es tu mejor público?

El que viene con hambre de historias.

 

¿Cual es tu próximo reto?

Tengo varios asuntos entre manos. Para empezar, una Historia de la Profesionalización de la Narración Oral, un proyecto que comencé en octubre del pasado año y que espero tener terminado en julio, más o menos. Será de libre acceso en mi web y tendrá un montón de información.

Para continuar, varios libros que queremos publicar en Palabras del Candil y que tenemos a medias de corregir y limpiar, esa tarea es también para este mes.

Además, mucha lectura y nuevos cuentos que ya me andan rondando por el corazón, la cabeza, la lengua y la yema de los dedos.

Muchas tareas, no voy a aburrirme en estas semanas que vienen.

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