Hace unos días publicaba en el blog que acababa de terminar con el proyecto Un loro contra el cáncer, una historia que comenzó en enero de este año cuando la editorial Edelvives me escribió para decirme que descatalogaban el libro Un loro en mi granja y que iban a destruir los 1.700 ejemplares que tenían en el almacén. Como os podéis imaginar no fue una noticia de gusto para mí y, tras darle unas cuantas vueltas y enredar a mi madre nació el proyecto Un loro contra el cáncer.
En estos meses he ido acarreando libros a todas las sesiones y lugares por los que he contado y he ido vendiendo los ejemplares que tenía. En este punto no me he encontrado solo, mucha gente me ha echado una mano: narradoras, bibliotecarias, profesoras, personas interesadas... me han pedido unos cuantos ejemplares para vender ellos por su cuenta y facilitarme (no poco) la tarea. Gracias a todas ellas, han hecho que esto fuera mucho más fácil y que en todo momento me sintiera acompañado.
Pero sobre todo mucha gente ha aportado su granito de arena comprando los libros, sin vosotros, sin vosotras, esto no habría sido posible. Muchas gracias, de corazón. Sois quienes habéis logrado que en este año hayamos donado 12.270 euros a la Asociación Española Contra el Cáncer.
Para dejar el proyecto cerrado hay dos cosas más que querría comentar, por un lado me encantaría que los cuatro mil y pico euros que Edelvives me cobró por adquirir unos libros que iba a destruir fueran donados también a la AECC, creo que la editorial quedaría estupendamente y también habría aportado a este empeño que nació con el afán de que 1.700 loros encontraran a 1.700 lectores en vez de ser convertidos en cajas para pizzas. ¿Hay alguien ahí, Edelvives?
Y por otro lado quiero daros las gracias. Gracias por dar alas a este loro y a sus empeños. Gracias, de corazón, gracias. Gracias porque alrededor de este proyecto han pasado muchas cosas hermosas, he vivido muchos momentos muy emocionantes y nunca me he sentido solo. Y para tratar de explicaros esto que digo qué mejor manera que mostraros este vídeo en el que casi 40 colegas de oficio cuentan Un loro en mi granja, un vídeo que ha sido una sorpresa, un regalo, y que creo que es un cierre maravilloso para este loro algo gruñón (pero que en el fondo es buena persona).