[abril 2013]

Os presento una actividad muy sencilla, ideal para realizar en un centro a lo largo de un trimestre, o un año, o regularmente todos los años.

 

PREVIOS

Esta propuesta está inspirada en las personas libro que Ray Bradbury soñó para su Farenheit 451 y que han terminado por salir de las páginas de la novela y hacerse carne. Podéis ver el proyecto de las Personas Libro que Antonio Rodríguez lleva años moviendo por España y que ha llegado incluso a los instituto de Secundaria.

 

AULA LIBRO / CENTRO LIBRO

La posibilidad de hacer un grupo de personas libro en un centro o en una biblioteca ya tiene gran interés en sí misma (como se ve en los enlaces del párrafo anterior), pero os planteo una opción más sencilla, acaso más accesible para realizar en colegios e institutos (a nivel de clases, niveles, ciclos o todo el centro) o bibliotecas (por ejemplo con los clubes de lectura). 

La idea consiste en que, por ejemplo, un aula sea (toda ella) un libro, o más bien, una aula libro. Veamos un ejemplo sencillo.

Supongamos que tenemos una clase de segundo de primaria con 25 alumnos.

Escojamos un libro de poesía (que sea bueno, por favor) para este grupo, por ejemplo el ABEZOO de Carlos Reviejo, en SM. He escogido este ejemplo porque tendría unos 27 o 28 poemas.

Cada uno de los niños de la clase y los profes (que también deben formar parte del proyecto, claro) se aprendería uno de los poemitas del libro. Cada uno uno distinto de modo que entre todos los alumnos y profes de esa clase se sabrían el libro completo.

Esa aula sería el aula ABEZOO. Igual podría suceder con el resto de aulas del ciclo, nivel, centro...

 

DE LOS TEXTOS

Creo que sería sencillo realizar esta propuesta con textos breves como poemas y microcuentos. Y es más fácil que se haga con poesías (siempre resultan más fáciles de memorizar) con los más pequeños y, si se quiere, con textos en prosa para los más mayores. Pero igualmente hay mucha poesía buena para disfrutar por aulas para todas las edades, no cuesta nada imaginarse que los alumnos de todo un nivel podrían ser parte de El secreto del oso hormiguero, o de los Versos vegetales, o del Romancero gitano, o de Marinero en tierra, o de las Rimas de Bécquer, por ejemplo.

En cuanto a las prosas, y para empezar, nada mejor que los microcuentos (sí, barro para casa, pero las 99 pulgas me parece un libro perfecto para esta actividad en secundaria) o textos con capítulos no muy largos (como Platero y yo).

 

A TENER EN CUENTA

Para que la actividad funcione debe incidirse en que todos formamos parte de un mismo libro, de un mismo proyecto. Trabajar en común refuerza la voluntad individual para el aprendizaje.

El proceso de memorización debe realizarse en casa, es un trabajo individual. Es importante que los alumnos vean también al profesor trabajando en este sentido (aprendiendo al mismo tiempo que ellos un texto para ser parte del libro). [Hace años que vengo dándole vueltas al tema de la memoria]

Creo que es conveniente ir viendo el avance de los aprendizajes individuales y dejar espacio en alguna clase (cada semana, por ejemplo) para comentar dudas, problemas, dificultades..., e ir escuchando y comentando textos que van siendo aprendidos. Reforzar positiviamente los avances y acompañar en las dificultades.

Esta actividad busca, básicamente, los siguientes objetivos, no los perdáis de vista:

-trabajar la memoria y la expresión oral frente a un grupo

-dar voz a buenos textos fuera de los libros

-fomentar el trabajo en común

 

UNA VARIANTE

Una posible variante sería similar pero sin trabajar el texto tal cual está escrito. Me explico. Imaginemos que un centro (o aula o nivel o ciclo o club de lectura...) quiere trabajar la narración oral y decide preparar todos los cuentos que hay recogidos en una antología para que esa clase (o centro o nivel o ciclo o club de lectura) sea un "libro" vivo de cuentos contados. Y, de manera similar a lo anteriormente expuesto, se reparten todos los cuentos entre los alumnos y profesores para que los preparen en su totalidad.

 

¿Y DESPUÉS?

Una vez conseguido el objetivo (que una clase, un nivel, un ciclo, un centro...) sea uno o varios libros hay que dar vida a esa biblioteca andante. Nada más sencillo que recitar esos libros para celebrar momentos señalados: 2 de abril DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL, 23 de abril DÍA DEL LIBRO; semana cultural del centro; otras fiestas del centro o locales; maratones de cuentos... o momentos no tan señalados pero igualmente relevantes: visitas a otras instituciones (como centro de mayores, biblioteca municipal, otros centros educativos...), visitas dentro del centro (entre aulas, ciclos, niveles...), etc.

 

¿Os podéis imaginar un centro que decide elaborar un proyecto para que todo él sea, ese año, un centro libro (o un centro biblioteca)? ¿No creéis que es un proyecto interesante y sencillo?

Seguro que disfrutáis de esta actividad. Si lo hacéis no dejéis de contármelo. Y si la idea partió de aquí, no dejéis de citarlo. Gracias.

Saludos

 

ADENDA

Hablaba hoy mismo (11ab13) con Beatriz Callén y María Salmerón (bibliotecaria y profesora respectivamente en La Puebla de Alfindén, Zaragoza) sobre esta propuesta y las posibilidades se multiplicaban. Sucede que hoy, después de contar a los alumnos de 5º de primaria del CPEIP Los Albares, los dos grupos se han comprometido en este proyecto (ya han elegido libro y se han empeñado en sus versos). Después, en la charla con el profesorado, ha habido más profesoras interesadas en sumarse a este proyecto de biblioteca viva comunal.

Mientras tanto Beatriz, la bibliotecaria, ya ha pensado distintos momentos para que los niños (páginas de un libro) puedan encontrar su espacio en la biblioteca (un día habrá que hablar con calma de esta biblioteca y su plan lector) y en la ciudad (por cierto, Ciudad amiga de los Niños, ahí es nada), es más, podría haber un acto festivo de tejuelado en el que a cada niño se le diera un certificado de ser parte de ese libro (con los poemas tal y tal) y con el tejuelo tal. Es más, podría haber momentos concertados en la biblioteca para la recitación de esos libros (un día a la semana, por ejemplo, a una hora adecuada). Y si además de ser dos o tres o diez clases se sumaran los dos clubes de lectura u otros grupos que colaboran activamente en el pueblo, esa hora de libro recitado se podría dejar instaurada.

En fin. Podemos seguir imaginando opciones. ¿Os animáis?

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