Este cuento de Giono es uno de los libros más maravillosos y esperanzadores que he leído nunca. Lo vuelvo a leer de vez en cuando y siempre termino la lectura con un sentimiento de alegría, de optimismo y, sobre todo, con ganas de ponerme manos a la obra.

Es un cuento que es una metáfora de muchas cosas y, especialmente, una llamada de atención sobre una cosa: vivimos en esta Tierra que despreciamos, o nos ponemos de una vez a trabajar con sensatez por preservar el planeta o el cuento terminará pronto. La revolución, el cambio, el gran cambio, no lo harán los políticos (como se ve en las cumbres de Kyoto o de Copenhage), lo haremos nosotros, cada uno de nosotros. El libro es un canto a la voluntad del ser humano, al poder de cada uno de nosotros, a la perseverancia, a la acción, al posible cambio del mundo desde nuestros pequeños actos y voluntades, a la naturaleza, a la vida. Es un libro que debería ser de lectura obligatoria para todos cada año.

 

Más sobre libros y árboles en el blog (con el corto de animación de este libro comentado).

 

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